Este mes de octubre los invito a reflexiona en dos temas muy importantes no solo para las mujeres, sino para todas las personas que quieren y desean vivir en una mejor sociedad, más fraterna y equitativa, temas de mujeres que le compete también a los hombres, porque entre los dos está la tarea de construirse mutuamente, de cuidarse y de hacer viva la palabra de Dios en todas sus circunstancias humanas que los rodea.
Octubre tienen muchas festividades religiosas, pero también otras tantas de la sociedad civil de gran importancia, entre ellas el dÃa internacional de la niña a celebrarse el 11 de octubre, establecido por la Naciones Unidas. Este año será el décimo aniversario de esta conmemoración, como una lucha incansable pero difÃcil por la negligencia y el desinterés de muchos gobiernos por los derechos de las niñas, la equidad y la igualdad de oportunidades.
Para nadie es un secreto que las niñas de todo el mundo siguen enfrentándose a retos sin precedentes en lo que respecta a su educación, bienestar fÃsico, mental, y la protección necesaria para una vida libre de violencia basada e género, muchas de ellas siguen siendo discriminadas, especialmente las niñas negras e indÃgenas, asà mismo, la menores son explotadas laboralmente, se les priva de ir a la escuela para que mandarlas a trabajar en tareas domésticas donde son en algunas ocasiones abusadas sexualmente. Además, sufren pobreza y hambre.
La mayorÃa de las violencias que sufren las niñas sucede en el ámbito privado, la violencia sexual, la trata de personas, la mutilación genital femenina, el matrimonio infantil o la violencia online, ante esto, se requiere tomar en serio el empoderamiento de las niñas que implica el fortalecimiento de sus capacidades, la auto estima y sobre todo la necesitad de ofrecerles las mejores condiciones para su desarrollo fÃsico, intelectual y la seguridad de espacios libres de violencia, tarea que corresponde a los adulos, las familias y el estado.
Educar y formas a los niños y los niños en valores y en igualdad social es fundamental para alcanzar un futuro donde no exista la desigualdad por condición sexual, por raza o por género teniendo en cuenta que muchas niñas en el mundo sufren la desigualdad, sin tener acceso a la salud o a la educación de la misma forma que lo hacen los niños. Es allà donde cada uno de los adultos debe aportar lo mejor para que las niñas crezcan sin ser discriminadas, que ellas tanto en el ámbito escolar, familiar y social, reciban una formación basada en la igualdad, en la comunicación, en sus habilidades sociales, en su capacidad de negociar y de liderar.
Es importante que tanto el estado, la escuela, la familia y la iglesia faciliten todos los escenarios y los mecanismos para que las niñas puedan aprender que su independencia es su libertad, que son igual de capaces que un niño, que se merecen el mismo respeto, reconocimiento social y económico que cualquier hombre, que entre niños y niñas su valÃa es la misma y juntos pueden construir un mundo mejor.
Como adultos que este dÃa internacional de la niña aportemos lo mejor para el empoderamiento de las niñas y las adolescentes, asà en un futuro, ellas serán mujeres que vencerán la violencia machista y ocuparán espacios importantes en la toma de decisiones en todos los espacios sociales, económicos, educativos, polÃticos y religioso.
El 19 de octubre se celebra el DÃa Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, para sensibilizar y concienciar a las mujeres de todo el mundo, sobre la importancia de realizarse un examen de mamas regularmente, con la finalidad de detectar cualquier signo o anomalÃa.
Esta efeméride ha sido impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), para promover el diagnóstico precoz del cáncer de mama, asà como incrementar el acceso de la población femenina a los controles y tratamientos oportunos de esta enfermedad. El cáncer de mama constituye la primera causa de muerte en la población femenina a nivel mundial, razón por la cual es de vital importancia realizar una evaluación regular de los senos y realizar una sensibilización para su prevención.
¿Por qué hay mujeres que no tienen estas posibilidades?
Para nadie es un secreto que existe una desigualdad de género estructural que impone condiciones desfavorecedoras sobre las mujeres y dificulta o impide que ellas tengan el tiempo y los recursos necesarios para poder cuidar de su salud mamaria de forma oportuna y adecuada. La pobreza, el desempleo y el trabajo informal en el que muchas de las mujeres se encuentran, no les permite acceder a los servicios de salud, mueren si tener un adecuado tratamiento y quienes puede acceder a los tratamientos sufren por la negligencia en las autorizaciones, la entrega de medicamentos es el acceso a citas con especialistas.
Según Virginia Abello presidenta de la Asociación Colombiana de HematologÃa y OncologÃa –ACHO, el problema no es de normas y leyes, esas ya hay suficientes, el problema en Colombia desafortunadamente es de regulación y vigilancia del sistema. Hay una inequidad rampante entre territorios, entre subsidiado y contributivo y entre EPS y EPS. Todos los colombianos y en especial las mujeres quienes más sufren la pobreza requieren una atención oportuna en la prevención de esta enfermedad, ya que es una de las principales causas de muerte en ellas.
Ahora bien, experimentar los quebrantos de salud a causa de enfermedades catastróficas nos ayuda a reconocer y sobre todo a convencernos que al pasar por una prueba intensa del dolor sólo el misterioso designio de la divina Providencia puede ayudaros a comprender la realidad y nos empuja a vivir su Santa Voluntad.
Pero como humanos que somos, al conocer que padecemos estas enfermedades, el miedo llega a helar los huesos, a ver todo oscuro, a sentir dolor en el cuerpo y en el alma, el ánimo se viene abajo y un mar de sentimientos y emociones encontradas hacen que la esperanza y hasta la fe se pierdan. Pero Jesús sigue allà y su palabra nos indica cómo su amor nos sana y nos llena de vida: "Jesús se fue con Jairo; estaban en medio de un gran gentÃo, que lo oprimÃa. Se encontraba allà una mujer que padecÃa un derrame de sangre desde hacÃa doce años. HabÃa sufrido mucho en manos de muchos médicos y se habÃa gastado todo lo que tenÃa, pero en lugar de mejorar, estaba cada vez peor. Como habÃa oÃdo lo que se decÃa de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto. La mujer pensaba: «Si logro tocar, aunque sólo sea su ropa, sanaré." (Marcos, 5 24-28)
Mujeres toquemos y dejémonos tocar de Jesús porque su amor nos curará, nos llenará de valor y fuerza para seguir viviendo y luchando por nuestra salud, por la equidad y por el bienestar que tanto nos pertenece. De seguro Jesús nos dirá como de lo dijo a aquella mujer: “Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda sana de tu enfermedad."