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  • Foto del escritorLuz Adriana Lozada

MUJERES RESILIENTES, ESPERANZA DE VIDA


"Soy sobreviviente…Yo no golpee, a mí me golpearon… y no me da pena decirlo, seguí adelante, defiendo los derechos de las mujeres porque no quiero que nadie, ni una más pase por lo que yo pasé” Carolina Pomares, lideresa Fundación Las Violetas en Cali.

“Lo que me pasó a mí, no quiero que lo vivan otras mujeres. Así como pude salir y abanderar un liderazgo, así lo pueden hacer muchas otras. Somos berracas, echadas para adelante, nos abrazamos y juntas sanamos” Nayibe Reyes, líderesa del Movimiento de Mujeres Diversas y empoderadas (MUDE) de la ciudad de Palmira.

La lucha contra la violencia basada en género continua, es permanente y constante, día a día se prenden las alarmas porque en cualquier parte del mundo una mujer o una niña de cualquier raza o estrato social, están siendo agredidas por su condición de ser mujer. Por tanto, la búsqueda por todos los medios de hacer conciencia del respeto por las mujeres, su dignidad, la igualdad de géneros y la equidad, es urgente.

Sobre las violencias se ha escrito mucho, no lo suficiente, la prensa reseña los feminicidios y las situaciones de vulneración de derechos, de discriminación, pero se queda corta en mostrar cómo las mujeres se levantan y salen a flote después de sufrir situaciones tan adversas y dolorosas, un resurgir desde ellas mismas, muchas veces sin ayuda, sin dinero, pero con las ganas de vivir, aferradas a la Gracia Divina para salir, exigir justicia, enseñar y sobre todo, ayudar a otras que quizás están en peores condiciones.

Por ello, como mujer y como una creyente, considero que una de las mejores formas de conmemorar el día de la no violencia contra la mujer, es mostrar cómo las mujeres sobrevivientes de estas violencias toman otro rumbo y caminan de una manera resiliente hacia el liderazgo, con el objetivo de ser la voz de aquellas que aun están sumergidas en ese torbellino de violencia, tenderles la mano, sacarlas de allí y reconstruirse, empezar juntas una mejor vida.

Las Violetas y Mude, son dos ejemplos de agrupaciones de mujeres guerreras, perseverantes, mujeres de fe, de las muchas que hay en los territorios, y en ellas están Carolina quien representa a Las Violetas y Nayibe a MUDE. No se conocen, viven en dos ciudades diferentes, pero las unen sus deseos de luchar por levantar a las mujeres que sufren, ellas abrazan, escuchan, ríen, lloran, se mueven de aquí para allá y de allá para acá, buscando las ayudas necesarias para suplir lo que por derecho deben tener: seguridad, bienestar y oportunidades para su pleno desarrollo como mujeres y ciudadanas.

A Nayibe se le distingue por su amplia sonrisa, es contagiosa su alegría y parece una hormiguita… Para ella no hay nada difícil, busca aquí, busca allá, pero siempre con una mano extendida a quien le solicita un consejo, una palabra, una orientación; ella hace parte del Movimiento de Mujeres Unidas, Diversas y Empoderadas de la Ciudad de Palmira (MUDE), y lidera la línea MUDE le camina a las mujeres, estrategia de acompañamiento y formación a 25 mujeres de la comuna uno de Palmira. Todos los sábados a las tres de la tarde en el salón parroquial de Santa Teresita, ella se reúne con estas mujeres, allí se tejen historias, se trenzan las esperanzas y salen fortalecidas para afrontar la cotidianidad.

“Las circunstancias familiares me empujaron a salir de mi casa a muy temprana edad, sin conocer nada, sin saber cómo enfrentar la vida, pasé muchas dificultades de violencia con mi excompañero, después de mucho tiempo logré salir de esto, conocí la Fundación MUDE y encontré allí un espacio para sanar y sobre todo ayudar a otras”. Expresa Nayibe, quien no para de sonreír, porque le parece increíble que pueda ya contar su historia sin llorar: “El ser líder de mujeres ha sido maravillosa porque he podido compartir con mujeres que pasan situaciones complicadas no solo en sus hogares, sino cuando deciden formar una familia. Me ha hecho entender que no soy la única que pasó por estas situaciones, sino que son muchas mujeres que necesitan la escucha, que uno esté allí para apoyarlas para decirles que pueden salir adelante, tal vez en el momento que yo estaba pasando mis situaciones complicadas de violencia no tuve alguien que me escuchara o alguien que me dijera toma este camino, aléjate, has esto, has lo otro, pero en este momento si se puede tener ese apoyo y yo me siento con las fuerzas, la experiencia y más que todo las ganas de ayudarlas y estar allí parta aportar”.

Ver y escuchar a Carolina, el alma se llena de esperanza, y nos hace pensar que, si se puede, Carolina vive a flor de piel la resiliencia, puesto que no solo sufrió la violencia del conflicto armado, sino también la violencia basada en género, perdió la visión de un ojo debido a un fuerte golpe y tuvo que ser operada. Ha sido desplazada, la han querido silenciar por hacer respetar sus derechos y los de las demás mujeres, pero ella sigue repartiendo sororidad y hoy está liderando la Fundación Las Violetas que acoge especialmente a las mujeres migrantes que además de sufrir por el desplazamiento, sufren las violencias basadas en género. Ella a diario recorre las calles de la ciudad, toca las puertas de las organizaciones, busca aquí y allá... “¡porque no nos podemos quedar de brazos cruzados!”.

Las Violetas se convierte en un sitio seguro para todas, quienes llegan al espacio se empoderan y conocen sus derechos, comparten y ella con mucho amor, con una capacidad enorme de acogida, abraza a las que llegan con el alma rota “cada una tenemos una historia dolorosa, pero a su vez, tenemos la alegría de encontrar en el camino personas que nos tienden la mano, que nos ayudan a resurgir, que nos levantan y la mejor paga por esto, es ayudar a las demás, por eso apoyo y protejo a todas las mujeres para que no pasen por mi situación”.

Dos mujeres que nos enseñan la fortaleza de salir adelante, de superar las violencias y, sobre todo, con su ejemplo de vida nos invitan a unir esfuerzos para luchar por nuestros derechos… ¡No las dejemos solas!

Que este 25 de noviembre sea una oportunidad más para que todos los hombres, chicos y grandes tomen conciencia sobre la necesidad de erradicar de sus vidas la violencia basada en género en todos los ámbitos que se muevan y comprendan que la fuerza no los hace más hombres.










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