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  • Foto del escritorLuz Adriana Lozada

SEGUIMOS SEMBRANDO TRANSFORMACIONES

Actualizado: 7 mar 2022

En medio de la coyuntura social y política que vive el país en búsqueda de mejores condiciones de vida para todas y todos, donde la violencia ha hecho de las suyas acabando con la vida de algunos jóvenes en el marco del Paro Nacional, las mujeres que participaron en el proceso de Empoderamiento Ciudadano para la Disminución de la Violencia contra la Mujer siguen resistiendo y aportando al cambio social que tanto se requiere desde su empoderamiento en sus comunidades.


Arreglar el parque del barrio, realizar una olla comunitaria, organizar una asamblea vecinal para buscar soluciones a sus necesidades, charlar alrededor un ensayo de danzas, organizar reuniones con las mujeres para pensarse cómo continuar con el empoderamiento y transmitir a otras mujeres las herramientas para poner alto a las violencias basadas en género, son algunas de las acciones que las mujeres que hacen parte de los procesos de la Dirección de Reconciliación han emprendido en estos días porque como lo afirma María Sánchez del grupo El Vallado …“queremos llevar lo aprendido en el proceso que hicimos con la Arquidiócesis a otras mujeres del barrio que lo necesitan, nos estamos reuniendo, compartimos un café, aportando cada una sus ideas y organizar un gran encuentro de mujeres en el barrio y entren a participar en el grupo, porque juntas podemos vencer las violencias y las desigualdades”.


“En medio del caos retomamos nuestros espacios de juntanza, porque requerimos estar más cerca para aprender, sanar y resistir”, expresa Jessica Murillo del grupo Mude, quien junto a las mujeres del grupo han consolidado la Casa MUDE, en Palmira, un espacio para continuar con el empoderamiento desde la diversidad y la inclusión para sanar y seguir resistiendo.



Carmen del grupo de mujeres del barrio Floralia expresa “unidas podemos hacer grandes cosas” estamos activándonos desde la parte cultural, ensayando danzas, realizando actividades culturales, participando y articulándonos con la red del buen trato para que nuestra salud mental no se vaya deteriorando con todas estas realidades que estamos viviendo, nos hemos dado cuenta que la pandemia y el paro han causado muchas preocupaciones y alterado las emociones de muchas mujeres y nuestra tarea es ayudar a estas mujeres que no tuvieron la oportunidad de compartir estos espacios brindados por Iglesia”.


“Hace días llevamos a cabo la olla comunitaria "las mujeres negras resistimos" en el barrio Villa del Rosario de la comuna 1 en Palmira, fue un espacio maravilloso donde pudimos ayudar a personas que en realidad lo necesitan y además poder vivir nuestra cultura, nuestra ancestralidad, hoy más que nunca fuimos familia. Muchas gracias a las personas que nos permiten ser y estar, que nos permiten crecer y llegar a los lugares donde se necesita”, manifiesta Bicky Bohórquez del grupo MUDE.


En Meléndez un grupo de mujeres se organizaron para realizar una chocolatada y de esa manera darle a toda la comunidad un chocolate caliente y un mensaje de esperanza, de paz y de dialogo por donde pasaban. Cada una de estas mujeres vive una realidad de pobreza y de vulneración de sus derechos, pero, aun así, siempre están dispuestas a servir y a dar de lo que tienen, siendo una muestra del corazón sensible a las situaciones que otros y otras pueden estar viviendo.


En este tiempo también se ha visibilizado el empuje de las mujeres para salir adelante, gracias a un mercado que la Dirección de Reconciliación les otorgó a las participantes, en el que venía galletas, chocolate y gelatinas, además de otros insumos no perecederos, Loida del grupo de Meléndez, decidió realizar para la venta unas galletas con chocolate y gelatina con chocolate, ella afirma que gracias a eso puedo recoger un dinero que necesitaba para los gastos de la casa. Estas acciones representan la capacidad de resiliencia y de servicio que tienen las mujeres producto de un proceso de empoderamiento y fortalecimiento de áreas importantes para la toma de decisiones.



Las mujeres de Alto Menga participaron en la organización junto a las y los líderes comunitarios la asamblea barrial “Construyendo unidad popular y espacios de transformación social desde el barrio” cuyos temas principales que se abordaron son: Cartografía social, uso de la palabra por el barrio, sus problemáticas y realidades, Paro Nacional, Universidad al Barrio, actividades artísticas y culturales, todo alrededor de la olla comunitaria. Para Lonis Murillo, “la asamblea permitió realizar un acercamiento con la comunidad recogiendo tanto las potencialidades del barrio como las carencias, esto ha permitido visibilizar liderazgos juveniles y de mujeres con deseos de trabajar a favor de su comunidad. Ha quedado la tarea de sistematizar los aspectos evidenciados para conformar una agenda de trabajo en común”.


Toda esta coyuntura social, política y de salud por pandemia, también ha evidenciado la vida de fe de las mujeres de nuestros procesos, pues constantemente se realizan jornadas de oración desde sus hogares, envían mensajes alusivos a la palabra de Dios y a la fe que debemos de tener en momentos de crisis, así mismo entre todas se preguntan como están y se ocupan de estar pendientes tanto de sus compañeras, como de la coordinadora de los grupos, gracias a estos espacios se ha logrado fortalecer las redes de apoyo y seguir tejiendo nuevas formas de construir país. La espiritualidad ha sido fundamental en este proceso, pues es Dios quien nos ha mantenido con la paz que el mundo no da.


A nivel psicosocial, las mujeres que se han sentido con ansiedad, con enojo o con cualquier otro síntoma en el marco del paro nacional o por factores diferentes, han podido acudir a sus coordinadoras de grupo, quienes les han brindado la orientación y las herramientas necesarias para sobrellevar el trauma. Ha sido un trabajo en equipo, pues estamos convencidas que es de esa manera cómo podemos seguir aportando a una sociedad más igualitaria y sin violencias.


La espiritualidad ha sido fundamental en estos tiempos de crisis, las mujeres se han unido desde su diversidad religiosa, para orar al Dios de la vida para que Colombia siga el camino de la equidad, de las oportunidades, el progreso y la no violencia.







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