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  • Foto del escritorLuz Adriana Lozada

Hermanas Juanistas: Ser para las mujeres, la juventud y el pueblo trabajador, una luz de verdad


“Soy vendedora ambulante, cabeza de hogar, no tengo trabajo estable, salgo a recorrer las calles todos los días para hacerme por lo menos lo del día, cuando llego donde las hermanas, siento que llego al paraíso, me acogen, me hacen sentir que valgo, allí aprendo un oficio, nos impulsan a ser emprendedoras sueño con encontrar un empleo, tener mi seguridad social y poder darle lo mejor a mis hijos” afirma Claudia, habitante en el barrio Siloé.

Las mujeres trabajadoras, desempleadas, desplazadas, viudas, mujeres cabeza de familia, así como los jóvenes que hoy sufren los rigores de un sistema económico injusto tiene un espacio en la casa de las Hermanas Juanistas, en el Barrio Aguablanca, ubicado en la Comuna 11 junto a la parroquia del Espíritu Santo.

A esta casa llegan las mujeres todas las tardes, unas muy cansadas del rebusque, otras con el deseo de ser escuchadas, de avivar la esperanza de encontrar una oportunidad y otras con la ilusión de ver sus sueños realizados medida que van alistando la máquina de coser, o las lanas e hilos para iniciar los bordados, allí en un espacio no muy grande, ellas se olvidan por un instante de la dureza de la vida, del hambre y la sed de justicia, mientras la hermana Nidia toca la guitarra y la hermana Flor María inicia la tarde con la oración como bálsamo en el corazón de cada una de las asistentes.

Mientras aprenden un arte y van idealizando su sueño de emprender, de montar su negocito, las hermanas van paso a paso, despacio, pero firmes, dándoles herramientas espirituales para la sanación, el fortalecimiento y la autoestima, empoderándolas en la exigibilidad de los derechos y la búsqueda de mejores condiciones de vida para salir de los ciclos de violencias que las aqueja, teniendo en cuenta que estas mujeres vienen de un entorno vulnerable, de pobreza, donde ellas y los jóvenes, tienen pocas oportunidades para el trabajo y para sobrevivir, son rebuscadoras, vendedoras ambulantes y necesitan ser apoyadas en la formación y en el acompañamiento humano y espiritual.

Una vida al servicio de las mujeres y jóvenes trabajadores

La congregación hermanas de San Juan Evangelista, más conocidas como hermanas Juanistas es una comunidad religiosa que sirve a la Arquidiócesis de Cali desde el año 1955, esta comunidad fue fundada por el Padre Jorge Murcia Riaño el 8 de diciembre de 1932 en Bogotá, trabajan en procesos de desarrollo social en la región, con acciones tales como la atención a la mujer, formación de la juventud y población trabajadora vulnerable. Con énfasis en la evangelización y formación bíblica pastoral.

Esta comunidad religiosa promueve integralmente a los trabajadores y sus familias en los sectores populares y a los jóvenes, desde la formación, organización y el desarrollo de sus comunidades en Colombia, Ecuador, Venezuela, México, República Dominicana y Haití, en un compromiso por la justicia y la solidaridad, que parte de la fe en Jesús de Nazareth.

“Soy venezolana, desde que llegué al barrio tuve la oportunidad de acercarme a la casa de las hermanas, allí nos han tendido la mano, nos han ayudado porque acá llegamos sin nada, además sus palabras nos llenan de esperanza y de fortaleza porque dejar todo uno y venir aventurar a otro país es muy duro”, manifiesta Sol María Alarcón.

Uno de los puntos fundamentales en los que trabajan las hermanas Juanistas es la defensa de los derechos humanos, la construcción de la democracia, la cultura y el medio ambiente, favoreciendo el desarrollo comunitario, construyendo el Reino de Dios a partir de la vida testimoniada, sembrada en la fe en Jesucristo.

“Esto lo vamos logrando mediante el trabajo cooperativo, incentivando la solidaridad, y la búsqueda del bienestar para la comunidad, empoderándolas en la autogestión, el emprendimiento, el autocuidado con principios democráticos y participativos” expresa la Hermana Nidia, quien ha trabajado arduamente en comunidades bastantes difíciles como en Haití, Barrancabermeja, Apartadó, Necoclí en Antioquia y ahora en la ciudad de Cali, quien llega con una ardua experiencia en el trabajo con las mujeres y los jóvenes migrantes.

La formación espiritual y promoción humana son los ejes transversales de todo el servicio que prestan las hermanas, para que las comunidades fortalezcan su fe en el Señor y sean testigos del Reino en esta la iglesia particular, así lo confirma la hermana Flor María, quien dedicó más de 30 años de servicio pastoral en República Dominicana y ahora acompaña la comunidad de Cali: “la espiritualidad es fundamental para transformar y sanar las heridas, recuperar la esperanza y dar fuerzas para seguir adelante, además les permite valorarse como hijas e hijos de Dios y tomar conciencia de sus derechos y deberes”. Cabe destacar que la Hermana Flor María comparte de una manera muy cariñosa, fraterna y cercana con quien llega a su casa, toda su experiencia en el trabajo con las mujeres obreras y menos favorecidas, sembrar la semilla para que las nuevas generaciones continúen en este servicio.

Las Hermanas Juanistas presentes y atentas al grito del pueblo trabajador, junto a un grupo de señoras voluntarias que conforman la familia juanista aportan un grano de arena para que las y los más pobres dignifiquen su vida a través del trabajo, su acompañamiento e incidencia en esta Iglesia Particular fortalecen el servicio de la Pastoral de los trabajadores de la Arquidiócesis de Cali.




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