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  • Foto del escritorLuz Adriana Lozada

En el día de la mujer más que una felicitación necesitamos un compromiso para nuestro empoderamiento

Para mí una mujer empoderada es aquella que es capaz de tomar decisiones, que se valora en todo sentido en lo laboral, como pareja, como persona. Una mujer empoderada es capaz de dar su opinión sin miedo a que sea discriminada”. Roxana Rosales del grupo El Vallado

Por: Adriana Lozada

Dirección de Reconciliación y Paz Cali



Cada jueves, Roxana hace sus quehaceres más temprano de lo acostumbrado, se alista junto a su pequeño hijo y se encamina a las tres de la tarde hacia el salón parroquial de San Ambrosio de Milán. Allí se encuentra con un grupo de 15 mujeres entusiastas y listas para vivir el taller preparado por la Dirección de Reconciliación y Paz de la Arquidiócesis de Cali, con cada tema, ella levanta su mano, aporta sus opiniones, reflexiona y comparte sus vivencias con otras mujeres para aprender de cada una, sanar las heridas, sobre todo, empoderarse para que junto a otras mujeres se pueda reducir la brecha de género, la inequidad, la desigualdad y disminuir los índices de violencia que sufren las mujeres, no solo en la ciudad, sino en el mundo entero.

Precisamente el pasado mes de febrero el Papa Francisco pidió al mundo entero rezar por las mujeres que son víctimas de las diferentes violencias, para él, estas violencias son una “degradación para toda la humanidad”, por ello pidió que sean protegidas por la sociedad y que su sufrimiento sea escuchado.

La violencia contra las mujeres en todas sus formas es un grito al cielo. El papa Francisco lo dijo varias veces: ‘Toda violencia infligida a la mujer es una profanación de Dios, nacido de una mujer. La salvación para la humanidad vino del cuerpo de una mujer: de cómo tratamos el cuerpo de la mujer comprendemos nuestro nivel de humanidad’.

El pontífice señaló que “hoy, sigue habiendo mujeres que sufren violencia. Violencia psicológica, violencia verbal, violencia física, violencia sexual. Los testimonios de las víctimas que se atreven a romper su silencio son un grito de socorro que no podemos ignorar. No podemos mirar para otro lado.” Por tanto, el empoderamiento de las mujeres también es un compromiso y un deber de todos y la iglesia no es la excepción.

El empoderamiento una ruta hacia el progreso de las mujeres

Una de las formas más efectivas de acabar con las diversas violencias es garantizar el empoderamiento de las mujeres en todos los ámbitos en que se desenvuelven en esta sociedad. Pero esta palabra “EMPODERAMIENTO” asusta a más de uno y tergiversa su real significado, reduciendo equivocadamente el concepto a una constante pelea con los hombres con el fin de dominarlos.

Realmente lo que las mujeres buscan a través del empoderamiento es una toma de conciencia de sus potencialidades, valores, destrezas y capacidades para lograr un cambio personal y social hacia su participación y en el ejercicio del poder. Las mujeres necesitan ser reconocidas, satisfacer sus necesidades y sobre todo que sean respetados sus derechos, teniendo en cuenta que ellas siguen enfrentándose a la violencia, la discriminación, la marginalización y la exclusión a pesar de que la igualdad entre hombres y mujeres aparece en la carta de los derechos humanos, pero esto en realidad es letra muerta en el papel.

El objetivo 5 de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas habla de “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”, teniendo en cuenta que, para esta entidad, la igualdad de género y la ciudadanía paritaria es fundamental para garantizar el ejercicio pleno de los derechos humanos y esta se basa en la de la autonomía de las mujeres en la vida privada y pública. Además, expresa que la igualdad y empoderamiento de la mujer se basa en tres pilares: las capacidades de las mujeres para generar ingresos propios (autonomía económica); el control efectivo sobre su propio cuerpo (autonomía física); la plena participación femenina en las decisiones que afectan a sus vidas y a su colectividad (autonomía en la toma de decisiones).

Mujeres empoderadas libres de violencia

“He encontrado en el grupo un apoyo muy importante para creer más en mí, para sanar las heridas dejadas por una mala relación en la que estuve por años. Allí he aprendido a valorarme, a quererme, sobre todo, a descubrir mis habilidades y potencialidades para ser una mujer emprendedora y ejemplo para mis hijos”. Afirma Yolanda participante del proceso de empoderamiento ciudadano para la disminución de la violencia contra la mujer en el barrio Alto Menga.

Como Roxana y Yolanda, 185 mujeres de los barrios Alto Menga, Floralia, El Vallado, Llano Verde, Unión de Vivienda Popular, Meléndez, Alto Jordán, Villa Luz, Valle Grande, El portal de Jamundí, participan en el proceso de empoderamiento ciudadano para la disminución de la violencia contra la mujer que lidera la Dirección de Reconciliación de la Arquidiócesis de Cali, que busca dar herramientas a las mujeres y sus comunidades para que puedan mitigar y reducir la violencia de género, incluida la doméstica, promover el liderazgo femenino en sus comunidades y de esta manera buscar su empoderamiento, ellas se hacen sentir en sus barrios y luchan por sus derechos.

Las mujeres son la clave para el desarrollo de la sociedad, por ello, en este mes de la mujer, la reflexión va más allá de una simple felicitación por ser mujer, es de verdad, comprometerse a construir una sociedad más equitativa. Es un llamado fuerte al gobierno local y nacional para que tome medidas radicales y positivas que compensen las desigualdades presentes en numerosas áreas de las vidas de las mujeres, erradicar definitivamente la violencia, garantizar la seguridad de las mujeres y de esta manera, construir una ciudad y un país más justo y resiliente.









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